27/2/11

Zergatik utzi kantatzeari?

Publicado en durangon.com, 27.02.2011.

Los acontecimientos que, aquí y allá, han salpicado las últimas semanas me han hecho recordar que merece la pena seguir cantando; los egipcios han conseguido derrocar a un dictador que durante treinta años ha gobernado el país, en Túnez consiguieron algo parecido y los libios están decididos a hacer lo mismo. Salvando las distancias y en esta Vieja Europa también hay ideas, valores, proyectos por los que merece la pena seguir cantando.

Permítame el lector que intercale, hoy, entre mis reflexiones extractos de una canción de Benito Lertxundi titulada “Zergatik utzi kantatzeari”.

‘Urrun bada ere, sorkuntza berri bat
iragartzen duen doinu hori
entzuten dut, harrabots eta
borroka ororen artean.
Zergaitik utzi behar diot,
zergaitik utzi kantatzeari?’

(A lo lejos, oigo, entre ruidos y peleas, una melodía que anuncia una nueva creación. ¿Por qué dejarlo?, ¿por qué dejar de cantar?).

Estoy seguro que los ciudadanos tunecinos o egipcios, que en su mayoría no conocían otra forma de dirigir su país que la de los recién derrocados dirigentes, apenas podían imaginar otra forma de hacer las cosas. Reunidos en la plaza Tahrir (Plaza de la Liberación) de El Cairo, creían que una nueva melodía podía sonar en su país.

Y sin conocer nítidamente cuál era esa melodía que se entreoía a lo lejos, han creído que entre el ruido y las peleas podía imponerse la misma. Para ello, sólo con la intuición de que esa melodía existe, se han encaminado hacia ella, resistiendo, arriesgando mucho de lo que tienen, convencidos de que es mucho más lo que pueden conseguir.

‘Ekaitzak ondoan ziztuka
ari bada, zer axola!
Egia bizirik dela badakit,
bizirik dela badakit.
Zergaitik utzi behar diot,
zergaitik utzi kantatzeari?’

(¡Qué importa si la tormenta amenaza cerca! La verdad vive, sé que está viva. ¿Por qué dejarlo?, ¿por qué dejar de cantar?).

Cuando uno cree firmemente que existe otra forma de hacer las cosas, íntegra, sin dobleces, merece la pena seguir cantando. La verdad no exige atajos, dobleces o renuncias a la palabra dada, a lo que uno ha visto, hecho y dicho. Si esta verdad existe es loable buscarla, andar ese camino que lleve a un lugar, a un estadio superior de las cosas, donde ya cada uno actúe sólo según su criterio.

Es cierto, como afirma la canción, que resulta complicado agarrarse a esta vía cuando la tormenta se cierne sobre uno, cuando más fuerte truena, cuando está cayendo un chaparrón… pero saber que uno actúa de forma consciente y consecuente con sus ideas, con su verdad, aún a riesgo de equivocarse, le da a uno fuerzas para seguir cantando.

También en la Vieja Europa y entre nosotros, quedan algunas revoluciones pendientes. Merece la pena seguir cantando.

20/2/11

Ejercicio responsable frente a propiedad

Publicado en durangon.com, 20.02.2011.

Este pasado viernes he tenido ocasión de compartir sobremesa con Patxi Juaristi (Markina-Xemein, 1967) entre otros. La tarde dio para mucho, pero algunas de las reflexiones allí realizadas me retrotraían a la afirmación que en mi primera aportación a esta columna hice, en la que afirmaba que esta crisis es una crisis, sobre todo, de valores. Al hilo de aquel compromiso, expresado en aseveración profundamente consciente, quiero compartir con los lectores hoy esta reflexión.

Elinor Ostrom, primera mujer Nobel de Economía en 2009, recibió el galardón por el trabajo realizado sobre la efectiva administración de los bienes colectivos poniendo, por un momento, en primer plano un debate muy vinculado a la gestión de la cosa pública (res publica) y la sostenibilidad del modelo de crecimiento actual.

Relación de los vascos con los bienes
Históricamente, en la tradición vasca ha destacado como principal factor o elemento de derecho sobre las cosas el sentido de responsabilidad, y no la propiedad privada basada en los derechos de uso y abuso tanto de los bienes como de los frutos de los mismos. Desde este punto de vista, lo que se heredaba no era la propiedad de los bienes que daba derecho al propietario a hacer con ellos lo que quisiera (ius abutendi – de la raíz abuso), sino su disfrute y administración (ius utendi -relativo al uso- y fruendi – relativo a los frutos).

Lo que subyace en esta tradición, reflejada en la troncalidad de la trasmisión del caserío por ejemplo, es que lo realmente trasmitido de generación en generación no es el derecho absoluto sobre los bienes sino el compromiso de utilizarlos responsablemente. De hecho, en euskera, se ha venido matizando muy bien el significado de ‘jabe’, cuyo significado connota responsabilidad (‘jabetu’, hacerse cargo de), si bien la traducción directa más común al castellano ha sido “propietario”.

Actitudes esperadas del sujeto
No estaría mal que, de cuando en cuando, cada uno de nosotros nos miráramos en esta tradición de responsabilidad y analizáramos qué uso hacemos de los bienes que poseemos. Mirarnos como administradores temporales, nos haría ver las cosas de otra forma, una forma más autocrítica.

Así, en nuestra vida privada, sopesaríamos más dónde invertimos nuestros ahorros; si en una compañía de tabaco o en una institución educativa; si en un banco con inversiones especulativas o no. Porque en el fondo, también somos responsables de lo que con esos ahorros se haga finalmente.

La participación en la cosa pública
Si cada uno de nosotros debemos hacer ese examen de responsabilidad respecto a la gestión que hemos realizado de nuestros bienes, el rigor debe crecer exponencialmente en los casos en que la encomienda de gestión es real y sobre bienes de la comunidad, es decir, cuando actuamos como gestores de la cosa pública.

Incluso en la democracia ateniense, origen de la tradición política occidental, donde la participación de los ciudadanos en la república (res publica, o cosa pública) era directa y universal, existían importantes discusiones sobre si las personas que no eran capaces de administrar su economía debían poder participar en la administración de lo común (Profesor Dr. Winfried Schmitz, 2008).

Me sumo al lema de los Infanzones de Obanos que hizo suyo D. Manuel de Irujo, “gizaki libre, aberri libre baten”. Sin embargo, creo que no podemos olvidar que debemos actuar de forma responsable sobre nuestros bienes, casi como si sólo fuéramos unos administradores temporales de los mismos.

13/2/11

Lecciones de una granja de cerdos

Publicado en durangon.com, 13.02.2011.

Debo reconocer que la Sra. Merkel no deja de sorprenderme. La canciller alemana tiene la capacidad de marcar la agenda político-económica de todo un país. Esta semana se ha desmarcado con algunas consideraciones sobre la inclusión de la productividad en la revisión salarial de los trabajadores, y no ha quedado estamento social sin pronunciarse al respecto.

Si todos los que han compartido sus opiniones al albur de las palabras de Merkel, lo han hecho como resultado de una serena reflexión, bienvenidas sean. Algunos ya teníamos una opinión formada al respecto, antes de la llegada de la canciller alemana (09.01.2011, “¿Subirán los salarios igual?”). Llegados a este punto, muchos pensarán que lo importante es disponer de un salario (tener empleo) y que el mismo esté bien remunerado, y no tanto la fórmula de revisión anual.

Una visita al modelo danés
Hace poco más de un año tuve la ocasión de viajar a Dinamarca. La agenda estaba repleta de citas, y no sólo de ocio. El objetivo era conocer de primera mano el sistema de relaciones laborales danés, cuya síntesis se ha recogido en la flexiguridad.

Dinamarca ha destacado en los últimos años por su mercado laboral dinámico, cuyas principales características han sido la alta protección a los trabajadores en situación de desempleo (seguridad) y el alto grado de desregulación de las relaciones laborales (flexibilidad). Tal fue su éxito que la Unión Europea hizo suyo el modelo para tratar de extenderlo. La primera cita en el país nórdico fue con el Profesor P. K. Madsen, uno de los principales teorizadores de la flexiguridad. Nos recibió en la sede de un sindicato de trabajadores en Copenhague, para quién él trabajaba.

Tras explicarnos las bases del modelo danés de flexiguridad, las preguntas de los tres jóvenes vascos le hicieron bajar a ejemplos más cercanos a la realidad. Por entonces, en Durangaldea el acrónimo de moda era E.R.E. (Expediente de Regulación de Empleo), y sobre cómo se abordaban estas situaciones en Dinamarca versaron algunas preguntas. El profesor ilustró su explicación con la historia de una granja de cerdos al norte de la capital.

La lección magistral
En dicha granja se dedicaban a sacrificar cerdos, despiezarlos y distribuirlos por los países del mar báltico. Sin embargo, el negocio se encontraba con importantes competidores, cuyos menores costes de producción hacían que la granja fuera insostenible a medio plazo. Llegados a este diagnóstico, nos contaba que la representación de los trabajadores entendía que no merecía entrar en una espiral de bajada de salarios o regulación de empleo. Todos entendían que resultaba baldío intentar sostener unos puestos de trabajo que a futuro no serían capaces de proveer a los trabajadores de sueldos dignos. Por tanto, lo mejor era buscar una vía de recolocación de los mismos.

No se empeñaron en negociar indemnizaciones, sino en que el empresario financiara una formación puntera a los trabajadores, de forma que estos tuvieran asegurado un empleo futuro en sectores con proyección. Es decir, lo que había que proteger era la empleabilidad de los trabajadores, no los empleos.

¿De qué sirve discutir cómo se revisarán los salarios, si no sabemos si tendremos uno? Cuanto más rápido transitemos por el camino equivocado, más lejos estaremos del objetivo. Lo realmente importante en esta crisis son las capacidades de las personas que formamos este país, que esas capacidades sean útiles en la economía futura. Sólo saldremos reforzados para mantener los niveles de bienestar de que venimos disfrutando, si somos capaces de aprender de los trabajadores de la granja de cerdos, que se prepararon para poder ganar un salario digno en otra actividad.

6/2/11

Se busca capital humano

Publicado en durangon.com, 06.02.2011.

Decía Miguel de Unamuno que le preocupaba el futuro, pues era allí donde iba a pasar el resto de sus días. Evidentemente, también a mi me preocupa el futuro. Pero veo que, tras la cumbre hispano alemana de esta semana, nadie está demasiado preocupado sobre cómo y con quién vamos a construir el futuro. La Sra. Merkel, cuya economía vuelve a ser una verdadera locomotora, ha anunciado que necesita un montón de miles de especialistas cualificados para cubrir otros tantos empleos en Alemania, y parece que los va a captar en el estado.

Una operación redonda, ¿o no?
La maquinaria ya se ha puesto a rodar. Los servicios de empleo alemán y español están ya colaborando dentro del marco de la red EURES de movilidad laboral europea. Analizando la operación con visión a corto plazo, nos encontramos ante una jugada maestra; Zapatero se quita algunos desempleados de la lista del INEM y Merkel cubre esos puestos de trabajo que no logra cubrir.

Pero mirándolo más sosegadamente, observaremos que los desempleados que se irán son los mejor preparados y España nunca tendrá capacidad de desarrollar una economía del conocimiento, ya que el conocimiento se habrá fugado.

Y esto no es baladí. Se estima que formar a un estudiante en educación superior cuesta al erario público algo más de 9.000€ anuales (datos EURYDICE, Junio 2009). Si los perfiles que se marchan a Alemania son ingenieros, arquitectos o técnicos, habrán pasado cinco años, cuando menos, en sus estudios universitarios por lo que la inversión que, como país, hemos hecho en esos jóvenes asciende a 45.000€. Este es un esfuerzo común, realizado con las aportaciones tributarias de todos los contribuyentes, confiando que esa inversión revertiría de nuevo en la sociedad. Esto tiene un nombre, se llama pérdida de capital humano.

Euskadi se parece más a Alemania
Afortunadamente, la situación vasca es diferente. Las tasas de desempleo no llegan a los niveles del estado y el tejido empresarial es más especializado, pudiendo presumir de un tejido industrial y científico-tecnológico importante, que también acoge a los más cualificados.

Los datos corroboran estas afirmaciones. En 2007 el peso de los trabajadores con estudios universitarios sobre el total de la población activa era del 31% y el aumento de la población ocupada con estudios universitarios entre 2001 y 2007 ha sido del 50% (Prospektiker, 2008). Aún tomando el peor de los escenarios económicos contemplados en el estudio, que puede parecerse al que nos está tocando transitar, “Aproximación a la adecuación de la oferta del Sistema Universitario Vasco a la demanda laboral de egresados universitarios en el año 2018” (Prospektiker, 2008) en Euskadi se prevé un déficit de 11.500 puestos técnicos y profesionales científicos en esta década.

Durangaldea; una pequeña aportación
En Durangaldea, con la tradición industrial que atesoramos deberíamos atrevernos a exportar algo del conocimiento que existe en nuestro tejido empresarial. Esta aportación se podría articular en torno a un campus universitario con un humilde postgrado en ingeniería de la automoción en nuestra comarca.

Los universitarios vendrían a Durangaldea, tras cursar el grado (cuatro años) en centros como la escuela de Ingenieros de San Mamés o ESIDE en Deusto, a completar sus estudios con un postgrado (un curso académico) en automoción, que podrían simultanear con experiencias científicas aplicadas en AIC (Automotive Intelligence Center) de Amorebieta-Etxano o con prácticas laborales en las empresas de la zona. ¿Se lo imaginan? Podrían pasar por aquí grandes expertos en automoción, incluso los mejores estudiantes internacionales que quieran enfocar su carrera profesional hacia la automoción.

Entonces podríamos decirle a Merkel, que nos envíe a algunos de sus conciudadanos, para que nosotros los formemos para su potente industria automovilística. ¡Cómo cambia esto las cosas! Pero de momento, sólo podemos ver cómo la canciller alemana busca capital humano en otros países europeos.